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La radioterapia de altas dosis está logrando rescatar a pacientes con cánceres de mama localmente avanzados (IIIB) que presentan mal pronóstico por no responder al tratamiento sistémico neoadyuvante con quimioterapia u hormonoterapia. En ellas, la mastectomía no logra eliminación del tumor.
Un estudio del Hospital Universitario de Las Palmas de Gran Canaria presentado durante el 31º Congreso de la Sociedad Europa de Radiología Terapéutica y Oncología (Estro), en Barcelona, demuestra que, en 177 pacientes, el 82,5 por ciento (146) registran remisión del tumor mamario cuando reciben radioterapia intensiva (un 15 por ciento más dosis que en la radioterapia estándar).
En lo referente a qué cantidad de pacientes se pueden beneficiar de este tratamiento, Pedro Lara, jefe del Servicio de Radioterapia Oncológica del Hospital Universitario de Gran Canaria, afirmó que son muy pocos casos (menos del 5 por ciento), ya que la mayoría de los cánceres se diagnostican en la actualidad en estadios muy tempranos. Sin embargo, matizó que la mayoría de estos casos tan graves son tumores de mama inflamatorios, característicos por su agresividad y su rápida proliferación, que suelen aparecer en mujeres jóvenes. En el Hospital Dr. Negrín, los oncólogos radioterápicos tratan de 300 a 450 casos de cáncer de mama al año, de los que solo diez son de este tipo con tal mal pronóstico.
Como explicó Ruth Carmona-Vigo, primer firmante del estudio, siguieron la evolución de las pacientes durante 101 meses de media tras finalizar el tratamiento. A excepción de dos, todas presentaban tumores ya extendidos a la pared torácica, a la piel o a ambas.
Carmona destaca que se trata de una respuesta mantenida a largo plazo, pues en 8 de cada 10 pacientes supervivientes la enfermedad localizada en la mama sigue controlada a los veinte años de seguimiento. Ahora bien, la supervivencia es de un 40 por ciento de los casos, ya que el resto fallecen debido a las metástasis.
La clave del éxito de esta técnica, agresiva por las altas dosis de radiación, reside en el modo de administrarla para reducir en lo posible la toxicidad, sobre todo en la piel. Así, en lugar de administrar una dosis diaria estándar, se aplica la radioterapia radical hiperfraccionada, ya establecida en tumores como los de cabeza y cuello, que divide la dosis diaria en dos más pequeñas separadas por al menos seis horas. El tratamiento tiene una duración de siete semanas.
Es una dosificación que mejora la tolerancia de la paciente y permite aumentar la dosis total administrada, gracias a la precisión de las nuevas técnicas radioterápicas, como puntualizó Lara.
Con todo, la técnica alcanzó un 18 por ciento de casos de toxicidad en la piel y un 30 por ciento de fibrosis subcutánea. Aunque son cifras “moderadas” en términos relativos, dada la alta dosis de radiación, Carmona hizo hincapié en la incorporación de investigadores de laboratorio al equipo, que realizando análisis genéticos empiezan a predecir con exactitud la resistencia de cada paciente a la irradiación.
Cáncer de orofaringe por VPH
Durante la rueda de prensa oficial se destacó otro estudio realizado por los hospitales madrileños La Princesa, Doce de Octubre, Puerta de Hierro y Ramón y Cajal, en el que se estudiaron muestras de 102 pacientes de cáncer de orofaringe tratados entre el año 2000 y 2008 para determinar cuáles habían sido causados por el virus del papiloma humano (VPH).
Según han comprobado, este virus es el causante del 26,7 por ciento de los cánceres de orofaringe en España, mientras que un 73.3 por ciento de casos son atribuibles al consumo excesivo de tabaco o de alcohol.
El estudio demuestra también que los pacientes que desarrollan el cáncer por la infección por VPH responden mejor al tratamiento de quimioterapia y radioterapia, y presentan mejor pronóstico y tasa de supervivencia a la enfermedad. Se estudiaron los casos de pacientes en estadios de II a IV que habían sido tratados con un esquema de radioterapia y quimioterapia similar y al menos con tres años de seguimiento posterior al diagnóstico del tumor. Como detalló Laura Cerezo, primera firmante del estudio y jefa del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario de La Princesa, si bien las tasas de control local son casi idénticas a los tres años del tratamiento en todos los pacientes (52,7 por ciento de los VPH positivos frente al 51,1 de los VPH negativos), el estudio demuestra que a los tres años el 54,6 por ciento de los pacientes infectados permanecen libres de enfermedad (incluso de metástasis), frente al 46,6 del otro grupo. La supervivencia global también es notablemente mayor en el caso de los infectados por VPH frente a los que no (un 67,4 frente a un 49,7 por ciento). Un hecho que se puede atribuir a la juventud de los pacientes del primer grupo, y a que sean menos fumadores, según Cerezo.
Cáncer de cabeza y cuello
Uno de los efectos secundarios más frecuentes de la radioterapia para cáncer de cabeza y cuello es el daño de las glándulas salivales, que provoca sequedad bucal, y un equipo de investigadores de Países Bajos, Estados Unidos y Canadá han hallado una vía para evitarlo. Según Peter van Luijk, investigador asociado del Centro Médico Universitario de Groningen (Países Bajos) y uno de los autores del estudio, han descubierto que las células madre esenciales para regenerar las glándulas parótidas están situadas en su mayoría en sus conductos principales, y que se pueden proteger fácilmente durante la radioterapia o, al menos, someter a una dosis mínima de radiación. “La región de las células madre está situada en el lateral de la glándula, que normalmente se encuentra alejada del área diana que contiene células tumorales, y esa distancia hace que resulte más fácil evitar la zona”, puntualiza Van Luijk.
Por otro lado, en términos de avances en tecnología en oncología de radiación, se anunció en el congreso la disponibilidad de la tecnología VoLO para el TomoTherapy System (de Accuray), un nuevo sistema de planificación de tratamiento que aprovecha la tecnología de procesamiento de gráficos avanzada y un nuevo algoritmo de cálculo para aumentar la eficiencia clínica y la flexibilidad y disminuir tiempos en el desarrollo de los planes de radiación de intensidad modulada más complejos.
La radioterapia de altas dosis logra un 82,5% de control local del tumor de mama a largo plazo
El cáncer de orofaringe debido a VPH responde mejor a radioterapia y quimioterapia
El movimiento respiratorio durante la radioterapia dificulta la precisión de la técnica, y hace necesario una mayor irradiación que asegure el tratamiento. Pero nuevas tecnologías prometen mayor puntería sobre los tumores móviles y una reducción del daño al tejido sano. Amira Ziouèche, del centro Léon Bérard de Lyon (Francia), explicó que la técnica denominada contención de respiración en inspiración profunda o DIBH evita la irradiación del corazón en el tratamiento con radioterapia de tumores de cáncer de mama izquierda. Un estudio prospectivo, en colaboración con el Instituto Sainte Catherine de Aviñón (Francia), demostró que tratar a las pacientes durante la fase de inspiración profunda, mientras contenían la respiración una vez alcanzado entre el 60 y el 80 por ciento de su capacidad máxima de inspiración, podía librar al corazón y los pulmones de la radiación sin comprometer la calidad del tratamiento. El equipo recopiló datos sobre 31 pacientes tratadas con DIBH en el Instituto Sainte Catherine entre octubre de 2007 y junio de 2010. Cada paciente se sometió a dos exploraciones por tomografía computarizada (TC), una en tratamiento en respiración libre (FB) y otra en DIBH, con las que se determinó la dosis. El análisis demostró que la dosis media aplicada al corazón disminuyó de 9 Gy en FB a 3,7 Gy en DIBH, y la dosis máxima aplicada al corazón de 44,9 Gy a 24,7 Gy.