colegio de valencia

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| viernes, 11 de marzo de 2011 h |

TONI MARTÍNEZ

Valencia

La llegada al Colegio de Médicos de Valencia de la Junta Directiva de Rosa Fuster fue una auténtica balsa de aceite sin oposición debido a la firma de un “pacto de no agresión” con el anterior presidente, Vicente Alapont, que prometió incluso renunciar a su cargo como presidente de la fundación colegial a cambio de su silencio y de mantener a su hijo, Fernando Alapont, dentro del colegio.

Según la documentación a la que ha accedido GACETA MÉDICA, la reunión tiene lugar en la sede colegial a mediados de julio de 2010, apenas unos días después de celebrarse las elecciones, y en ella participan Vicente Alapont y Manuel Llombart, de la Junta anterior, Rosa Fuster y José Manuel Roglá, de la actual, y otra persona vinculada a la correduría de seguros Uniteco Profesional, que por aquel entonces ya controlaba la gestión del colegio. En el encuentro el propio Alapont anima a Fuster a preparar el borrador de “un pacto de no agresión”, a cambio se compromete a “dimitir” como presidente del patronato de la fundación del COMV “y a no hacer nada” contra la nueva Junta Directiva, y recalca que “esa palabra es muy importante”.

Alapont sólo pone una condición para ese pacto de no agresión: su hijo, Fernando Alapont, que se encargaba del apartado de docencia del COMV y era gerente de la fundación. “Lo demás me tiene sin cuidado porque no he hecho nada, no vas a encontrar nada, incluso me ha costado dinero”, asevera. A día de hoy parece que el pacto se está cumpliendo y Fernando Alapont sigue trabajando en el colegio.

La reunión, que transcurre en un tono cordial y en la que la voz cantante la llevan el representante de Uniteco y el propio Alapont, quedando en segundo plano Rosa Fuster, se centra en las “irregularidades” tanto “de forma como de contenido” que la nueva junta ha encontrado en la Fundación del Colegio de Médicos.

En este sentido, achacan a Alapont que confiase en personas que no hacían bien su trabajo. Entre las presuntas “irregularidades” se encuentra el hecho de que no hay cuentas separadas entre la fundación y el mismo colegio que es quien la mantiene — “la fundación adeuda 200.000 euros al colegio”, llega a manifestar el representante de Uniteco—, que haya un régimen de autocontratación o que personal del COMV utilice las instalaciones de la fundación. Irregularidades que podrían ser investigadas por incumplir la Ley de Fundaciones.

Alapont se defiende asegurando que sus asesores le explicaban que “todo estaba en orden y conforme a derecho”. Asimismo, explica que las subvenciones que recibe la fundación (entre ellas una de la Generalitat Valenciana para construir el museo) son conseguidas por él a nivel personal y se ofrece para continuar con las negociaciones para que éstas se hagan efectivas en los próximos años.

Tras el acuerdo de firmar un pacto de no agresión, Alapont se compromete a no hacer oposición y quedarse “tranquilo en casa”. La reunión acaba de modo tan cordial que Rosa Fuster le promete que será presidente de honor y que recibirá una medalla por sus años al frente del colegio.