Francisco Igea, candidato de
Ciudadanos
| viernes, 10 de junio de 2016 h |

Los últimos años de crisis han dejado seriamente tocado a nuestro sistema nacional de salud. El recorte en porcentaje PIB dedicado a sanidad y las promesas hechas a Europa de continuar por esta senda, auguran un mal panorama si no se produce un urgente cambio de rumbo en nuestras políticas. Debemos de alejarnos por igual de la autocomplacencia y de la demagogia y proponer, también en este campo, acuerdos y reformas. Nuestras propuestas se resumen en cuatro ejes fundamentales:

Gestión y sostenibilidad: es urgente revertir el proceso de desinversión paulatina en el sistema. Nuestro sistema ha perdido casi un punto de PIB desde 2009 cuando dedicábamos un 6,9 y amenaza con llegar al 5,3. Nuestro posicionamiento al respecto es claro: ni un recorte mas. Debemos invertir la tendencia estableciendo un nuevo modelo de financiación autonómica que asegure este objetivo. Pero además debemos de frenar la sangría producida por un gasto ineficiente y dedicado en muchas ocasiones al lucimiento de nuestros políticos. ¿Eran necesarios los despropósitos de Toledo, Vigo o Burgos? ¿No se podía hacer mejor? Debemos de centrar nuestros esfuerzos en una gestión basada en los resultados en salud. Lo que urge a los españoles es contar con profesionales de la gestión elegidos por su merito y capacidad y no por su afinidad política. Instaurar la rendición de cuentas y la transparencia como eje de todas nuestras actuaciones. No se puede gestionar solo para los titulares de los periódicos. Los recortes sufridos en farmacia no han supuesto un cambio esencial en nuestra política de fijación de precios. Necesitamos un verdadero sistema de fijación de precios por valor y nuevas formulas de compras agregadas que aseguren el acceso a las novedades de alto impacto.

Calidad y transparencia. Para conseguir este objetivo debemos de dotarnos de un sistema de información comparable a los mejores. Necesitamos saber no solo cuanto hacen nuestros servicios, sino como lo hacen, con que calidad y con cuanto gasto. La transparencia en sanidad es sin duda la herramienta esencial para mejorar nuestros resultados. Debemos de pasar de una medicina basada en la evidencia a una gestión basada en la evidencia.

La lucha contra la inequidad: durante esta corta legislatura hemos tenido tiempo suficiente para reunirnos con numerosas asociaciones de pacientes y todas nos han expresado su preocupación por la inequidad en el acceso a tratamientos según su comunidad de procedencia. El barómetro de “Escronicos” lo destaca como una de las reformas mas necesarias. Las diferencias de gasto por habitante superan el 50% esas diferencias no se justifican por la variabilidad poblacional. Los pacientes con enfermedades raras sufren restricciones en su acceso a los CSUR y a los medicamentos huérfanos. Esto tiene que acabar. Debemos de recuperar el fondo de cohesión y centralizar decisiones en el acceso a nuevos tratamientos que eviten añadir sufrimientos a pacientes y familiares.

Reconocimiento de nuestros profesionales: nuestro personal médico, de enfermería y técnicos están entre los mejores cualificados de Europa. Debemos de conseguir su homologación profesional. No es posible continuar exigiendo sacrificios a quienes han soportado la mayor parte, junto a la farmacia extrahospitalaria, del peso de la crisis. Nuestros profesionales deben de sentir que se les reconoce y que se les promociona de acuerdo a sus esfuerzos. La formación continuada debe de ser una obligación que no puede quedar en manos exclusivamente de la industria farmacéutica. El estado debe de garantizar un acceso adecuado y el respaldo necesario para que continúen con su labor investigadora. La promoción a mandos intermedios debe de depender exclusivamente de su merito y capacidad. Debemos de estimular nuestra actividad científica e investigadora reconociéndola como una inversión y no como una perdida de tiempo.

Como dice nuestro presidente: “La sanidad es la Joya de la corona”. Saquémosle el brillo que merece.

El recorte en porcentaje PIB dedicado a sanidad y las promesas hechas a Europa auguran un mal panorama