A diferencia de otras muchas comunidades autónomas, cuando GM comenzó su andadura Andalucía ya contaba con una amplia experiencia en la gestión sanitaria. Casi veinte años, puesto que el 90 por ciento de las competencias en esta materia habían sido transferidas en 1984.
Desde entonces, la gestión de la sanidad andaluza ha tenido un solo signo político, el socialista y, en la práctica, ha servido en parte como un banco de pruebas de medidas que, una vez implantadas en esta comunidad autónoma, han dado el salto a la esfera nacional, como es el caso de la prescripción por principio activo, vigente en Andalucía desde 2001, que ha permitido un ahorro acumulado de mil millones de euros, o el intento de regulación de la prescripción enfermera, que tras un decreto autonómico en suspenso avanza en su regulación nacional a la espera de un último trámite en el Consejo de Ministros.
En cualquier caso, en su primer año GM fue testigo de la gestión del anterior consejero de Salud, Francisco Vallejo, que dejó una estela de conflictividad laboral, entre otros muchos puntos, que todavía recuerdan buena parte de los facultativos andaluces. Un clima que varió con la llegada de María Jesús Montero, licenciada en Medicina y Cirugía, que ocupa esta cartera desde el año 2004. La consejera ofrece su visión en una entrevista concedida a GM con motivo de este especial y asegura que la evolución de la sanidad pública andaluza desde 2003 ha sido “muy importante tanto en términos cualitativos como cuantitativos”.
“Los últimos diez años han estado caracterizados por el desarrollo de la investigación y la innovación, la incorporación de nuevos derechos asistenciales, la puesta en marcha de nuevos recursos que permiten que todos los andaluces tengan un centro de atención hospitalaria y urgente a menos de treinta minutos o la renovación y ampliación de la red de atención primaria”, apunta. Aún así, admite que, pese a ofrecer un balance positivo, siguen trabajando para seguir avanzando porque “la sanidad no puede ser autocomplaciente”.
En todo este tiempo, destaca Montero, la sanidad andaluza se ha articulado en torno a tres pilares básicos: su carácter público, gratuito y universal. En la práctica, tras una primera etapa dirigida a ofrecer atención sanitaria universal, con el refuerzo de la red de atención primaria y la apertura de nuevos hospitales, comenzó una segunda época en la que la incorporación de derechos de segunda generación fue el objetivo fundamental, tal y como cuenta la consejera.
“Ahora estamos en una tercera fase, donde nuestros esfuerzos se encaminan a la mejora continua del sistema, conseguir la personalización de la asistencia, incrementar la calidad, mejorar los recursos, ampliar la cartera de servicios, incorporar nuevas tecnologías de la comunicación para ofrecer más accesibilidad y eficiencia…”, explica.
Asimismo, asegura que en esta tercera fase muchas de sus políticas se centran en los profesionales, “hacedores, sin duda, de los logros alcanzados y protagonistas de esta etapa caracterizada a nivel interno por la descentralización de la gestión” a través de otra de sus herramientas estrella, las unidades de gestión clínica, con cerca de 1.150 en los hospitales y centros de salud de Andalucía. La cifra sigue creciendo a pesar de la paralización temporal del real decreto que estimulará su implantación, un texto que provocó las críticas sindicales a mediados de este 2011, por temor a que suponga una modificación de la dinámica de contratación de profesionales, pero que ha sido respaldado por los responsables de gran parte de las unidades de gestión clínica andaluzas.
En su repaso por la evolución en materia de infraestructuras, María Jesús Montero destaca la red de hospitales de alta resolución. Hay once centros de alta resolución abiertos y hasta 25 en obras o en diferentes trámites. Con ello, la consejera tratará de que en Andalucía “exista un modelo sanitario cohesionado, bien vertebrado, que ofrezca a los ciudadanos una respuesta ágil de calidad”, a pesar de la controversia que en un primer momento suscitó entre los sindicatos por su fórmula jurídica de empresa pública.
En la misma línea, la titular remarca el esfuerzo por crear infraestructuras que den soporte a la investigación, con una red de centros especializados que suman más de 53.000 metros cuadrados para trabajos científicos, además de institutos de investigación junto a grandes centros sanitarios.
La apuesta está reforzada por un triángulo de leyes que garantizan esta actividad, en reprogramación celular, investigación con preembriones humanos y análisis genético, que junto con la ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de las Personas ante el proceso de la muerte o los decretos de tiempos máximos de espera han marcado importantes avances normativos en los últimos años.
De cara a la política de recursos humanos, Montero hace hincapié en que la Oferta de Empleo Pública hace que Andalucía “sea la comunidad autónoma con más plantilla fija y mayor estabilidad a nivel nacional. “Actualmente, aproximadamente el 90 por ciento de los médicos de familia y el 80 por ciento de los pediatras tienen plaza en propiedad. Esto supone que 13.000 personas tienen o tendrán una plaza cuando finalice el proceso”, aclara.
Aparte del impulso a la gestión clínica, la consejería favorece la formación continua a través de un plan estratégico de formación integral y asegura que el diálogo y la negociación con los profesionales sanitarios, especialmente con los médicos, es “fluido y cordial”. “Tenemos claro que los profesionales sanitarios son el valor más importante que tenemos, es innegable su compromiso y dedicación”, puntualiza.
“Sin su ayuda, no habría sido posible que nos situáramos en los primeros puestos a nivel nacional e internacional, ni desarrollar políticas innovadoras y vanguardistas que han permitido que Andalucía se alce como la comunidad con más derechos asistenciales y la cartera de servicios más amplia del SNS”, añade, al mismo tiempo que destaca el “alto nivel de colaboración entre la consejería, sociedades científicas y colegios profesionales para implantar nuevas estrategias y mejorar la atención a las diferentes especialidades.
La buena sintonía no ha estado exenta de momentos de tensión por varias causas: las quejas de los eventuales, los médicos de atención primaria o la reorganización de las urgencias no superaron el clamor médico ante la negociación de la carrera profesional, que se saldó con un acuerdo que frenó la huelga en 2006.
Politización de la gestión
Pero los guiños de la consejería para implicar profesionales en la gestión no mejoran el balance de estos ocho años que realizan organizaciones como el sindicato médico, muy críticas con la actitud del gobierno regional. Vicente Matas, del Sindicato Médico de Granada, lo resume así: “El dialogo ha sido difícil, la prepotencia y desprecio hacia los representantes de los médicos ha sido la característica dominante. En contadas ocasiones se ha buscado el acuerdo con los profesionales y se han conseguido algunas mejoras”.
Consecuencia de esta “prepotencia y politización de la gestión”, según Matas, “ha sido la proliferación de las contrataciones mediante perfiles específicos, que no han buscado reforzar el liderazgo profesional sino más bien premiar la sumisión ideológica a la consejería”.
Su balance de la sanidad regional desde 2003 es igual de contundente: “La sanidad andaluza sigue anclada en políticas de escaparate, vendiendo falsos triunfalismos a la población y con una infradotación de médicos y presupuesto (ocupando los últimos lugares a nivel nacional y muy por debajo de la media)”, asegura a GM.
En su opinión, “la alta politización de la gestión ahoga la voz de los profesionales y las bajas retribuciones indican que no existe correlación entre el alto grado de satisfacción que los ciudadanos muestran con la labor de los médicos y el valor económico que se le da al trabajo de estos”.
Para el portavoz sindical, en estos años han existido claro- oscuros en las políticas de profesionales. Por ejemplo, reconoce que dentro del Acuerdo de Política de Personal del año 2006-2008 ha resultado muy positiva la “libranza de guardia” en atención primaria, “logro histórico que beneficia al ciudadano y protege la salud laboral del médico”.
Una opinión parecida es la que apunta sobre la carrera profesional, que “supuso un reconocimiento a la labor de los profesionales y un reconocimiento económico a su trayectoria profesional”. En cualquier caso, insiste, se ha mostrado como “una de las que exigen mayores esfuerzos, tiene más dificultades en la progresión y además está retribuida por debajo de la media a nivel nacional y una de las pocas en las que los méritos (conocimientos y habilidades en relación con la profesión) caducan con el paso del tiempo y tiene carácter reversible”, critica Matas.
Por otra parte, el portavoz destaca que la informatización de las consultas con Diraya “ha supuesto autentico suplicio y una decepción para el profesional debido a sus constantes fallos y con un diseño donde se atiende casi exclusivamente al control de gestión en detrimento de su utilidad asistencial”. Sin embargo, cree que “la receta XXI a pesar de su complejidad, ha marcado una disminución real de la demanda y herramienta eficaz para el médico”.
Como en el resto de España, los médicos andaluces temen que la situación actual amenace los logros conseguidos. De hecho, Matas apunta que ya se está sufriendo, además de por los recortes salariales que superan el ocho por ciento para muchos médicos, por la falta de abono de las acumulaciones en AP y disminución de las continuidades asistenciales en hospitales, con ausencia o disminución alarmante de sustituciones, precarización de los contratos y dificultades en la reposición de material y fármacos, según denuncia.
El panorama actual complica más las cosas, pero, de entrada, el portavoz sindical ni tan siquiera cree que estén resueltas las necesidades de especialistas. Matas advierte, para concluir, que las condiciones laborales, “rozando el desprecio al valor del profesional” y las bajas retribuciones, han contribuido a que los médicos andaluces emigren a otros servicios de salud y a países de nuestro entorno. En su lugar “se ha incrementado el número de médicos extracomunitarios en ocasiones con dudosa homologación de sus títulos.” Una situación que “traerá consecuencias a medio plazo”, ante la falta de un sistema de fidelización de los profesionales en esta comunidad autónoma.
Trayectorias paralelas
Otro testigo directo de la evolución de la sanidad andaluza es el propio consejo de médicos. Su actual presidente, Javier de Teresa, destaca el curioso paralelismo entre la trayectoria del Consejo Andaluz y los comienzos de GACETA MÉDICA: “En 2003 se inauguró la sede en Sevilla y en junio de ese mismo año nació el periódico Médicos de Andalucía (ahora Andalucía Médica) que actualmente tiene una tirada mensual de 35.000 números.” Todo ello durante la presidencia de Isacio Siguero, que alcanzaría también la de la Organización Médica Colegial.
Asimismo en 2003, el Colegio de Córdoba acogió el primer Congreso del Plan de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime), que junto con la lucha contra las agresiones a los facultativos se ha convertido en uno de los baluartes de la institución.
La llegada de María Jesús Montero marcó un nuevo rumbo en las relaciones con la consejería, aunque la organización colegial no ha cesado sus reivindicaciones en estos años. Desde un plan urgente contra las agresiones, a la incorporación de colectivos que quedan fuera del acuerdo de carrera profesional, las denuncias sobre las remuneraciones de los médicos andaluces, o las quejas reiteradas ante la fuga de profesionales.
El Consejo Andaluz también jugó un papel destacado en el intento de regulación de la prescripción enfermera. En 2007 se reclamó que solo pudieran realizarla “quienes ostentaran la titulación adecuada”, aunque no dudaron, dos años después, en participar en la comisión sobre el decreto impulsado por la consejería. De hecho, su postura, en los aspectos más importantes, fue tenida en cuenta por el gobierno regional, según explica De Teresa.
Su actividad en estos años ha sido incesante: encuentros de médicos andaluces y portugueses, congresos de facultativos jubilados o de residentes y otros temas internos como el registro del consejo o la definición de un nuevo estatuto se han gestado a la par que otros asuntos, como la firma del convenio con la consejería para el desarrollo del Paime o la creación del Observatorio de agresiones o la mesa de la profesión Médica en Andalucía.
En todos estos años, el consejo ha seguido insistiendo en reclamar la colegiación obligatoria de los facultativos, una asignatura pendiente desde que la ley de acompañamiento de los presupuestos andaluces para 2001 eximiera a todo el personal sanitario del SAS de la misma. No obstante, la colegiación voluntaria no ha impedido un aumento importante en el número de colegiados en los últimos años, que ha pasado de 27.000 en el censo de 2006 a 33.000 según los últimos datos disponibles.
La apuesta por la formación de los profesionales y la apertura del consejo a los ciudadanos, así como los premios y los acuerdos con instituciones científicas, sociales, sanitarias y financieras, han marcado, entre otros puntos, su evolución en los últimos dos años, con Javier de Teresa como presidente. Eso sí, sin bajar la guardia en temas clave como la defensa de la colegiación universal, un nuevo acuerdo Paime y la aprobación de los nuevos estatutos que regirán el futuro de la institución.
Consejería, sindicatos y consejo asumen en paralelo un nuevo desafío, el que marca la situación económica. Llegados a este punto, María Jesús Montero asegura que las administraciones públicas tendrán que dar la talla “sin llegar a los recortes”. La destrucción de su modelo, la reducción de derechos asistenciales, la eliminación o cierre de recursos y la sobreexplotación de los trabajadores no pueden plantearse, según la consejera, como las únicas salidas.
En estos años se han puesto en marcha nuevos recursos “que permiten que los andaluces tengan un centro de atención hospitalaria y urgencias a 30 minutos”
“La Oferta de Empleo Pública hace que Andalucía sea la CC AA con más plantilla fija y mayor estabilidad a nivel nacional. 13.000 personas tendrán plaza fija”
Desde CESM-Granada aseguran que “el diálogo ha sido difícil” y que “la prepotencia y el desprecio hacia los representantes ha sido la nota dominante”
La protección de los médicos enfermos y la lucha contra las agresiones han sido los caballos de batalla del Consejo Andaluz de Médicos, que estrenó sede en 2003