Gaceta Médica Madrid | jueves, 18 de diciembre de 2014 h |

Un ensayo clínico publicado en Brain ha aportado evidencias acerca de cómo la eslicarbazepina, el principal metabolito del acetato de eslicarbazepina, supera el mecanismo de resistencia celular al que se enfrentan los fármacos antiepilépticos convencionales. Además, en este mismo ensayo, en un modelo animal de epilepsia crónica, estos investigadores han comprobado los efectos antiepileptogénicos del acetato de eslicarbazepina, probablemente asociados con la inhibición de los canales Cav3.2 tipo T Ca2+ inducida por la eslicarbazepina, que se han demostrado mediadores clave en la epileptogénesis. El acetato de eslicarbazepina es un fármaco antiepiléptico de investigación del grupo Bial, aprobado en la Unión Europea (como Zebinix) y en Estados Unidos y Canadá (como Aptiom) para el tratamiento adyuvante de los adultos con crisis epilépticas parciales.

El tejido epiléptico crónico se obtuvo de pacientes con epilepsia que se sometieron a cirugía cerebral para intentar controlar las convulsiones y de ratones a los que previamente se les había inducido epilepsia crónica. Los estudios electrofisiológicos llevados a cabo en células del hipocampo derivadas de dichos tejidos mostraron que la eslicarbazepina mantenía su actividad en los canales de sodio, con efectos adicionales significativos frente a la carbamazepina.

Los efectos antiepileptogénicos se ensayaron en un modelo animal estándar de epilepsia crónica. El acetato de eslicarbazepina se administró temporalmente —vía oral, una vez al día durante seis semanas—, comenzando nueve días después de la inducción de la epilepsia en ratones mediante inyección de pilocarpina. Los ratones control fueron tratados con placebo en vez de con acetato de eslicarbazepina durante el mismo periodo de seis semanas. Ocho semanas después de finalizar el tratamiento, los ratones que habían sido tratados con acetato de eslicarbazepina mostraron de manera significativa menos convulsiones espontáneas y una reducción pronunciada en los marcadores neuropatológicos. Por lo tanto, el acetato de eslicarbazepina demostró ser el primer fármaco aprobado para uso en humanos que produce efectos antiepileptogénicos notables en modelos animales.

Estos hallazgos son de vital importancia porque las dos mayores limitaciones de los tratamientos actualmente disponibles para la epilepsia son que alrededor de un tercio de los pacientes no consiguen ser controlados a pesar de tratárseles con fármacos anticonvulsivos y que los tratamientos actualmente disponibles actúan principalmente inhibiendo la actividad convulsiva, pero no atacan el proceso subyacente de la enfermedad. “Esta publicación ofrece una explicación de por qué algunos pacientes con resistencia a la carbamazepina respondieron al acetato de eslicarbazepina en los ensayos previos a la fase III. También cabe resaltar que los autores han presentado pruebas que indican que el acetato de eslicarbazepina puede tener efectos antiepileptogénicos lo que, por supuesto, debe confirmarse mediante estudios llevados a cabo en humanos”, apunta Holger Lerche de lo Departamento de Neurología y Epileptología de la Universidad de Tubinga, en Alemania.

Ahora, el siguiente paso es, explica Patrício Soares da Silva, jefe del departamento de I+D de Bial y coautor de esta publicación, evaluar “la posibilidad y las mejores opciones para seguir estudiando los potenciales efectos epileptogénicos del acetato de eslicarbazepina en humanos”.