R.C. Madrid | viernes, 25 de noviembre de 2011 h |

Si hubiera que definir Asturias en términos sanitarios con una sola palabra, ésa sería “tradición”. Y es que fue precisamente aquí en Asturias donde se inició, allá por los años 80, el sistema MIR, tal y como recuerda José Ramón Quirós, consejero de sanidad de Asturias hasta el pasado 22 de mayo, fecha en la que el gobierno regional pasó a manos de Francisco Álvarez-Cascos, presidente de Foro Asturias. Pero este detalle no es el único que hace diferente a Asturias, que es la única comunidad autónoma que exige exclusividad y dedicación al sistema público de salud, además de conservar el complemento específico para los contratos antiguos. Otra de las características distintivas de esta comunidad es que, junto a Andalucía, Extremadura y Canarias, tiene puesto un recurso a nivel constitucional para aclarar el tema de la colegiación que, de momento, la presidenta del Colegio de Médicos, Carmen Rodríguez, considera obligatorio “hasta que no haya una ley básica del estado que diga que la colegiación es voluntaria”.

Además, en estos casi diez años desde que empezara a publicarse GACETA MÉDICA, Asturias se ha caracterizado por dos grandes proyectos: el Plan de Recursos Humanos y las unidades de gestión clínica, dos proyectos con más o menos éxito según por quien sean valorados. El Plan de Recursos Humanos, que fijaba la edad de jubilación en 65 años, ha sido recurrido en varias ocasiones por el sindicato de médicos, y las unidades de gestión clínica, implantadas parcialmente en atención primaria y especializada, han recibido numerosas críticas por parte del sector sanitario a la vez que obtenían un premio del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad que reconocía la innovación de la propuesta.

Históricamente, según Antonio Matador, secretario general del sindicato médico, ha habido dos grandes huelgas en Asturias: una en 2002, para lograr la equiparación, y otra en 2005, por la reivindicación de la carrera profesional, la subida salarial en las guardias médicas y la conversión de los contratos temporales de más de dos años en contratos en plantilla. Esta última reivindicación, que se consiguió finalmente en 2008, significó una gran “transformación y una ampliación masiva de plantilla”, recuerda Matador.

Pero estos no han sido los principales problemas de Asturias, una comunidad en la que no se ha celebrado una oferta pública de empleo desde la “la extraordinaria del Insalud, allá por el 2000”, afirma Matador, algo que ha motivado la movilización de médicos asturianos a otras comunidades españolas en los últimos años. Además, tanto Quirós como Matador y Rodríguez coinciden en que la relación entre los profesionales y la Administración durante estos años no ha sido muy buena y prueba de ello es que no ha habido apenas diálogo. Así, mientras que Matador denuncia la inexistencia de una mesa sectorial sólida y la única posibilidad de discutir los temas en la mesa general de negociación de la comunidad, Quirós se lamenta de la “excesiva judicialización”.

Sea como sea, la realidad es que al final las encuestas del CIS revelan que la sanidad de la comunidad autónoma asturiana es una de las mejor valoradas por los ciudadanos.

El Plan de Recursos Humanos y las unidades de gestión clínica, los dos grandes proyectos, son valorados de manera distinta por Administración, sindicato y asociaciones