Estamos asistiendo a lo que podría haber sido la desaparición de la sanidad publica en España, de la calidad asistencial, del prestigio internacional que tenía la sanidad española. Un prestigio que va disminuyendo a pasos agigantados, ya que disminuye la inversión, aumenta la población, aumenta la edad media de la población, cada vez hay mas crónicos, y la tecnología es más sofisticada y más cara. A su vez, disminuye la planificación de los políticos para prevenir el aumento del gasto que genera estas situaciones, y utilizanla sanidad en su beneficio y sobre todo en las campañas electorales, para luego olvidar todas las promesas. A la vez que aumenta el numero de pacientes, disminuye el de trabajadores para atenderlos. Hay que economizar y el capitulo I es el que más dinero se lleva de los presupuestos.
Bien, pues a pesar de la disminución de los recursos humanos y de los recortes, la sanidad aún está a un nivel superior a la media europea y esto es así gracias a los extraordinarios profesionales, gracias a su sacrificio, gracias a su celo profesional, y gracias a su vocación porque han puesto por delante de todos, las vejaciones a las que han sido sometidos por la administración (disminución de las retribuciones, sobrecargas de trabajo por no sustituir a los compañeros de baja o jubilados, etc.).
Había decidido no dar datos, pero no me puedo resistir a exponer los de la satisfacción de los ciudadanos, que valoran a sus médicos entre 8 y 9,5 sobre 10, a la sanidad entre un 6,5 aproximadamente y un 7 y a los políticos los suspenden a todos, ¿qué falla?
CSI-F seguirá levantando la voz, aunque la administración nos ningunee estableciendo interlocución solo con organizaciones profesionales no representativas entre los trabajadores y que no revalidan cada cuatro años su derecho a defender a los mismos aunque por supuesto tengan su labor y contenido en los aspectos profesionales y no laborales.
Con este panorama, el único perjudicado es el ciudadano, y el agraviado el enfermo, a expensas de los tratamientos permitidos, de las pruebas diagnósticas retrasadas, de la masificación de las urgencias, de las listas de espera…
Se nos acaba el tiempo y desde esta tribuna pido un pacto de estado sobre la sanidad entre todos los afectados, un pacto que nos lleve a una estabilidad y sostenibilidad financiera durante unos años, que reconozca la cohesión e igualdad de trato para pacientes y trabajadores y saquemos la sanidad en general y la salud en particular del regateo y mercadeo político y devolvámosle las altas cotas de eficiencia , calidad y eficacia de las que hasta hace poco disfrutábamos y que eran reconocidas tanto nacional como internacionalmente.
Hay soluciones, empecemos por tener una gestión profesional en los centros no con directrices políticas, tengamos unos presupuestos finalistas y que se cumplan y dotemos al consejo interterritorial para que sus decisiones sean vinculantes.
Desde esta tribuna pido
un pacto de estado que nos lleve a una estabilidad y sostenibilidad financiera