Ángel Puente, Presidente del Círculo de la Sanidad | viernes, 13 de mayo de 2016 h |

El Sistema Nacional de Salud, entendido como todas las instituciones, empresas, particulares y agentes que intervienen en la prestación de servicios sanitarios, soportó el año pasado un coste extra de 387 millones de euros a cuenta de una reforma fiscal que ha pasado prácticamente desapercibida.

El 1 de enero de 2015 una serie de productos, materiales y equipamientos sanitarios pasaron de tributar a un tipo reducido de IVA del 10 por ciento a hacerlo al tipo general del 21 por ciento. Es decir, se les duplicó la carga fiscal. La decisión vino impuesta por Bruselas que decretó el carácter no bonificable de una lista de productos sanitarios. Una lista amplísima que según hemos puesto de manifiesto desde el Círculo de la Sanidad supuso el encarecimiento automático del precio para hospitales, empresas proveedoras y particulares del 70 por ciento del material sanitario de uso habitual. Hablamos de gasas, sondas, agujas, jeringuillas, catéteres, tiritas… Productos de uso intensivo en la atención sanitaria pero que para Europa no merecen un trato fiscal preferente.

No me detendré en glosar los efectos negativos de la medida. Cualquiera puede deducir el impacto para un sistema ya deficitario de añadirle un sobrecoste cercano a los 400 millones. Nuestro propósito, como Círculo de la Sanidad, como entidad nacida para tender puentes entre lo público y lo privado y para plantear ideas que contribuyan a mejorar la calidad del sistema sanitario, es promover una reflexión más profunda sobre la fiscalidad de la Sanidad y persuadir a los responsables políticos de las ventajas para el sistema sanitario de reducir las cargas fiscales que soporta.

Y la primera de ellas es contribuir a la sostenibilidad del sistema. Disfrutamos de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, y así se reconoce fuera de nuestras fronteras, pero sus cuentas de gastos e ingresos no están equilibradas y adolece de un déficit endémico que amenaza su sostenibilidad futura.

Siendo como es la Sanidad Española el servicio más valorado por los ciudadanos y un pilar básico de nuestro Estado del Bienestar, darle un trato fiscal preferente no se puede entender como un privilegio, sino como una necesidad. Por eso desde el Círculo de la Sanidad pedimos un IVA reducido para todos los servicios y productos del sector sanitario y de la atención a la dependencia, porque consideramos que se trata de servicios de primera necesidad y que esa condición debe ser reconocida en el marco fiscal. Si España se plantea bajar el IVA que abonan los libros, el teatro o el cine, con más razón debiera abordar este debate en el ámbito de la Sanidad.

Sabemos que el criterio actual de Bruselas es no reconocer ese estatus, pero también sabemos que se está replanteando este punto. Un reciente informe de la Comisión Europea sobre el futuro del IVA ha abierto la puerta por primera vez en años a que los países miembro recuperen competencias para determinar qué productos tributan al tipo general y cuáles a tipos reducidos.

Mal haría el futuro Gobierno de España en no aprovechar esta situación para dar a la Sanidad el trato fiscal preferente que merece el servicio mejor valorado por los españoles.

Disfrutamos de uno de los mejores sistemas sanitarios, pero sus cuentas no están equilibradas