La participación de mujeres y hombres en igualdad en el mercado de trabajo, y en la vida familiar, es indispensable para el desarrollo de la sociedad.
Son varias las normas que promueven la igualdad de oportunidades, pero los efectos negativos de las dificultades para la conciliación siguen recayendo sobre las mujeres, restándoles oportunidades para su participación en igualdad en el trabajo, en las pensiones y repercute social y públicamente, como la baja tasa demográfica de nuestro país.
Las estadísticas han demostrado en repetidas ocasiones que la fuerza de trabajo de la mujer no se está utilizando de manera adecuada.
La encuesta europea sobre tiempos de trabajo refleja una diferencia de tiempo de empleo del 15 por ciento, y sin embargo, la diferencia en el tiempo de cuidado es del 77 por ciento, las mujeres trabajan más horas que los hombres a lo largo de su vida.
Pero además de esto, la obligación de realizar una jornada ordinaria y otra jornada de guardias (hasta 48 horas), un médico/a que haya estado 30 años de servicio, en número de horas, ha realizado “efectivamente” el equivalente a 45 años de otra profesión, “pero cotizado 30 años”, es necesario pues contemplar el total de horas efectivas para establecer la pensión. El trabajo a tiempo parcial, mayoritario en la mujer, se beneficiaria de esta medida.
Existe una peculiar “desidia” en la aplicación de los Planes de Igualdad a nivel de todas las comunidades y de estamentos sanitarios.
La incorporación de la perspectiva de género en las estrategias de gestión sanitaria, y más en el actual contexto socioeconómico, constituye la clave para promover procesos de transformación, ligados a un cambio de la cultura corporativa de la administración, y asegurar la sostenibilidad de los servicios sanitarios.
La realización de un diagnóstico de la situación de los profesionales hará aflorar las posiciones de desigualdad. Permitirá aplicar modelos de gestión flexibles, principalmente en cuanto a horarios y lugares de trabajo. Desarrollar una política de recursos humanos basada no sólo en el salario, si no en condiciones que supongan una mejora de la calidad de vida personal y familiar.
Un Plan de Igualdad en Sanidad, un documento operativo, vivo, siempre vigente, para una gestión más ágil, eficaz y transparente, del mismo modo que los Planes Estratégicos, de Inversiones, etc.
El desarrollo de una Guía para la implantación de planes de igualdad en los centros sanitarios del Sistema Nacional de Salud, común, que evite a su vez la discriminación y desigualdades entre las 17 comunidades, consensuada y aprobada por el Consejo Interterritorial.
Desde CESM somos firmes defensores de las ventajas, económicas y sociales, que se derivan de una igualdad efectiva de género. Difícilmente generaremos servicios sociales y sanitarios en la comunidad que sean de calidad, si no somos capaces de reducir las desigualdades entre sus profesionales.
La conciliación
resulta básica para ofrecer
una sanidad de calidad