Francisco José Sáez,
Coord. del Grupo de Gestión de SEMG y responsable del Grupo de IT del Foro de AP.
| viernes, 11 de julio de 2014 h |

La anunciada reforma de la Incapacidad Temporal (IT), articulada en dos iniciativas legislativas, una nueva Ley de Mutuas y un Real Decreto de IT, ha generado entre los médicos de familia una tormenta emocional, con sentimientos encontrados, que está creando un importante debate entre la profesión médica, salpicando a través de los medios de comunicación a la población en general. Una tormenta que intentaremos explicar desde esta tribuna.

La ilusión de la mayoría (representados en el Foro de Médicos de Atención Primaria) por la intención del Gobierno de modificar los reglamentos y normas que rigen la IT, creados en 1966 y mantenidos sin cambios desde entonces, suscitó diferentes críticas, desde grupos profesionales interesados en el actual status quo de la IT, salvaguardando sus cuotas de poder, hasta radicales interesados en la desaparición de la gestión de la IT del arsenal terapéutico de los médicos de familia.

Esta ilusión por mejorar algo que supone una parte importante del trabajo del médico de familia, con independencia de su ubicación en el Sistema Nacional de Salud (SNS), en una mutua o en una consulta privada, dejó paso a una frustración, creciente ante la aparición de diferentes borradores de un real decreto que establecía criterios no coincidentes con las necesidades de los médicos de familia del sistema público de salud y que incluso olvidaban a los Inspectores Médicos del SNS, dando una importancia a los Inspectores del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y a los médicos de las mutuas que desvirtuaba las medidas de mejora que aportaba (acortamiento de plazos, disminución de burocracia…).

La frustración daba paso a la indignación en las navidades de 2013, con la aparición del anteproyecto de Ley de Mutuas, que daba una nueva vuelta de tuerca a favor de mutuas e INSS, atacando aspectos fundamentales como la equidad de acceso del SNS o la confidencialidad de los datos clínicos de los pacientes, en base a una supuesta mayor eficacia de las mutuas en el control de la IT.

Indignación convertida en estupefacción tras la lectura del informe del Tribunal de Cuentas de marzo, en el que se tiraban abajo los mitos de la “excelente” gestión de mutuas e INSS en accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, coincidiendo con noticias de dispendios en gastos poco eficientes de alguna mutua.

Afortunadamente, los movimientos realizados por los diferentes interlocutores y representantes de los médicos de familia están creando un sentimiento de alivio, tras las modificaciones del último anteproyecto de Ley de Mutuas y empezando a generar esperanza en una mejora del borrador de RD de IT que culmine la ilusión de la que hablábamos al principio: la puesta al día de una normativa que hace tiempo que debería haber sido actualizada.

Tras vaivenes y tentativas, parece que la Ley de Mutuas recogerá las demandas de los médicos de familia