Juan Pablo Ramírez Madrid | viernes, 28 de abril de 2017 h |

En Chilluevar, un pueblo de la Sierra de Cazorla (Jaén), creció contemplando los cerros de Úbeda. Rodeado de olivos, le cogió el gusto a la montaña y al campo, pero nunca se perdió como el personaje de la leyenda. José Miguel Cisneros iniciará en breve su etapa como presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), después de un periodo de dos años de “residencia”, como vicepresidente. Para los dos próximos años, se marca un reto: la especialidad de enfermedades infecciosas. “Sería mi Mulhacén”.

Pregunta. ¿Por dónde acostumbras a perderte?

Respuesta. Me gusta subir montañas, no soy escalador, pero el senderismo me encanta. La que más gusta es la sierra de Cádiz, el Parque Nacional de Grazalema. Y luego la sierra de Huelva que es menos escarpada menos abrupta. Y por supuesto mi tierra, Chilluevar, que se encuentra en la Sierra de Cazorla, en Jaén. A la izquierda veo Sierra Nevada, Sierra Mágina y los cerros de Úbeda.

P. ¿Y qué no puede faltar en estas expediciones?

R. Una tortilla de patatas, filete empanado y una botella de vino para cuando hacemos pico con los amigos. Eso es innegociable.

P. ¿Con quién compartirías esa merienda?

R. Me encantaría compartirla con el escritor Stefan Zweig. Me tomaría un vino con él en lo alto de El Torreón, que es el pico más alto de la Sierra de Grazalema.Son personajes que habría que reivindicar en nombre de Europa. Estamos en una situación en la que somos colectivamente incapaces de entender lo que significa Europa contra la atomización de las naciones. No entiendo este pulso continuo, que podemos incluso perder y volver a la fragmentación, a las fronteras, al pasaporte, a la dificultad para las relaciones personales…

P. Lleva dos años de vicepresidente de Seimc, ¿ha sido como un MIR antes de iniciar tu etapa de presidente?

R. Viene muy bien. Es una especie de residencia acelerada de la Seimc y me ha sido muy útil. He aprendido muchas cosas de Rafael Cantón, que es una persona extraordinaria. Ahora tengo por delante dos años de presidente.

P. ¿Es la especialidad el pico más alto que tienes que subir como presidente de la Seimc?

R. Sería el Mulhacén. Entonces me tomaría dos copas de vino. La habitual y una más. El objetivo principal es la formación reglada de los nuevos médicos especialistas en enfermedades infecciosas. El prestigio de la sanidad española se basa en el MIR, no en la universidad.

P. ¿Hay resistencias a la creación de la especialidad?

R. Tenemos resistencias pero son menores desde el punto de vista de sus consistencia. Y contamos con la mejor penicilina que son los resultados en salud.

P. ¿Qué otros picos le quedan por subir?

R. Estamos en una situación paradójica. Tenemos más antibióticos que nunca, pero hay pacientes con infecciones por bacterias comunes que se han vuelto resistentes a todos esos antibióticos. Ha sido una lección de las bacterias a la especie humana, que no hemos seguido la mejor estratégica.

P. ¿Y cuáles han subido?

R. Hace 30 años creamos esta sociedad mixta. Este tiempo nos ha permitido crear unas redes de trabajo de confianza profesional muy eficientes. España ocupa hoy el segundo lugar en producción de comunicaciones científicas en el Congreso Europeo de Enfermedades Infecciosas, que es el más prestigioso del mundo en este ramo.

P. ¿Andan perdidos nuestros políticos y gestores por los Cerros de Úbeda?

R. Están perdidos en los Cerros de Úbeda, como el personaje de la leyenda. Y están perdidos porque se les olvida preguntar. Como médicos, hay que preguntar al paciente, que es el que tiene el secreto de su diagnóstico, no al ordenador, al TAC o a la biología molecular. Y a ellos se les olvida preguntar al elemento clave, que es el profesional. Creo que la desconfianza en ellos está detrás de la situación actual del sistema sanitario.

PÍLDORAS

¿Un libro? ‘El mundo de ayer’.

¿Un escritor? Stefan Zweig, aunque ahora tengo otro preferido, Miguel Cisneros, que es mi hijo, y ha escrito una novela titulada ‘No habrá más sol tras la lluvia’.

¿Una ciudad? Granada. Fuera de España, Berlín.

¿Futbolero? Soy muy malo. En el colegio nunca me ponían.

¿Un equipo? Cuando llegué a Sevilla, me caía más simpático el Betis.