Cada año, desde 1985, los científicos y médicos que sobresalen por sus contribuciones en el campo de la fisiología o la medicina tienen una cita en honor de Alfred Nobel.
Este es uno de las cinco premios establecidos en su testamento que son dados a aquellas personas que realizan contribuciones notables en química, física, literatura, y por la paz.
En esta ocasión, la cita fue la semana pasada. La comunidad científica desayunaba el lunes con el anuncio de que el japonés Yoshinori Ohsumi era el Premio Nobel 2016. Y es que la labor de Ohsumi tiene solera, y por ello, este premio ha querido reconocer todo su esfuerzo, sobre todo, en la década de los 60.
¿Su aportación? “Descubrir y aclarar los mecanismos que subyacen a la autofagia, un proceso fundamental para degradar y reciclar los componentes celulares”.
Desde la levadura a la autofagia
Gracias a su aportación científica es posible vincular fallos en el proceso interno de las células que pueden tener relación con patologías como la diabetes tipo 2, el cáncer o el Párkinson. No es que Ohsumi descubriera este concepto, —existía desde los años 40—. Sin embargo su aportación fue realmente novedosa y trascendental.
El japonés analizó los mecanismos de las células, en concreto, la generación de energía como respuesta a la falta de alimento o a las infecciones. Es decir, el proceso de reciclaje cuyo objetivo es limpiar el organismo.
Lo más sorprendente, es que Ohsumi observó este proceso en la levadura… (Sí, en la levadura del pan). Posteriormente pudo comprobar que la maquinaria de las células humanas era prácticamente la misma.
Todo tiene un por qué: las células de levadura son relativamente fáciles de estudiar y por lo tanto a menudo se utilizan como modelo. Además, son particularmente útiles para la identificación de genes que son importantes en las vías celulares complejas. En este sentido, cultivó la levadura mutante que carece de las enzimas de degradación vacuolar y al mismo tiempo estimula la autofagia por hambre.
De un modo más gráfico, sepa el lector que la palabra autofagia tiene su origen en el idioma griego y quiere decir “comerse a uno mismo”.
Resultados
Los resultados fueron sorprendentes. En cuestión de horas, las vacuolas se llenaron de pequeñas vesículas que no habían sido degradadas.Pero aún más importante: ahora tenía un método para identificar y caracterizar los genes clave involucrados en este proceso. Fue en 1992 cuando Oshumi publicó los resultados.
Con este galardón el científico japonés se convierte en el 107 premio de Medicina en la historia de los Nobel, haciéndose acreedor a una dotación económica de 1,2 millones de dólares, (8 millones de coronas suecas).
DATOS
Yoshinori Oshumi nació en 1945 en Japón y estudió en la Universidad de Tokio y trabajó durante algunos años en la Universidad Rockefeller en Nueva York. Posteriormente, volvió a su país donde ha desarrollado el resto de su carrera y donde ya ganó el Premio Kioto (los nobel japoneses) en 2012.