A cuatro meses largos desde el ‘desembarco’ del Centro Quirúrgico del Hospital Universitario Gregorio Marañón, Gaceta Médica ha visitado las instalaciones de este nuevo complejo. ¿Qué se siente? Calma y tensión a la vez. La sensación de estar en buenas manos.


Desde noviembre su progresiva apertura ha supuesto un salto cualitativo hacia la medicina del futuro. A pleno rendimiento se trabaja en los 30 quirófanos, con 77 puestos de recuperación postanestésica y 34 de reanimación. Es imposible no asombrarse ante lo que parece el escenario de una película futurista.


El proyecto -que ha supuesto una inversión de 58,7 millones de euros y en el que trabajan más de 1.000 profesionales que pueden llevar a cabo unas 2.000 intervenciones al año– ha recibido el Premio al Mejor Proyecto de Inteligencia Artificial de 2022 de los CIO 100 Awards. Porque nace con el objetivo de alcanzar la completa integración tecnológica gracias a la interconexión de datos y la aplicación de inteligencia artificial y ‘machine learning’.


La simbiosis entre hombre y máquina


Una de las ventajas con que cuenta son los cinco quirófanos híbridos. Se trata de aquellos que están dotados con los últimos sistemas de imagen de radiodiagnóstico y que permiten durante la intervención realizar, de forma simultánea, diferentes procedimientos diagnósticos y terapéuticos. Amén de posibilitar el trabajo multidisciplinar de distintos especialistas que consiguen que cirugías complejas se lleven a cabo de forma más precisa, rápida, sencilla y menos invasiva.


“Se trata de lograr que esté todo integrado y se produzca una gran versatilidad dentro de los quirófanos a la hora de acometer las intervenciones”, destaca Roberto García Leal, jefe de la Unidad de Neurocirugía. “Con los híbridos la neuro navegación se ha optimizado y se añade la excelente posibilidad de que puedan interactuar varias especialidades”, explica.


Carlos Hernández Fernández, jefe de la Unidad de Urología, señala que “la gran revolución se produjo con la laparoscopia, pero cada vez necesitamos más tecnología desarrollada y con los medios con que contamos ahora los pacientes se están beneficiando de una cirugía muy precisa y no invasiva”. A ello se suma una mayor efectividad: “se ha conseguido poder operar al doble de pacientes que hace 30 años”, recalca. Parte de ese mérito se lo lleva el Da Vinci. Un robot instalado en los quirófanos de Urología y Cirugía General. Una espectacular máquina de cuatro ‘brazos’ que dirigen, alternándose, dos doctores desde ambas consolas. Su mérito: la precisión absoluta. Con él, el cirujano se convierte en ‘el hombre orquesta’, respaldado por una seguridad impensable hace años que, por ende, mejora el rendimiento: realiza en torno dos procedimientos diarios.


Mercedes Álvarez-Bartolomé, subdirectora Médico Quirúrgica, cuenta orgullosa que “ha supuesto un terremoto arrancar la unidad en la que hay dos grandes proyectos: el desarrollo de imagen intraoperatoria e integrar diversas fuentes de imagen, que permiten grabarlo todo y emitirlo en tiempo real y que añade un plus a la formación continuada de residentes, alumnos, etcétera”. “Tecnológicamente es un salto desde una realidad previa existente y que ahora ‘hemos vestido’. Nos hallamos ante un viaje fantástico para interiorizarlo todo”, concluye Álvarez-Bartolomé.


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