CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 08 de junio de 2018 h |

Nada hacía presagiar hace apenas unos días que los investigadores españoles iban a tener una ‘casa’ anexa al Gobierno, al menos a corto plazo. Tampoco, nunca antes nadie esperaba tener un astronauta como ministro, pero, debe ser cierto eso de que los tiempos cambian y de que al final “quien la sigue la consigue”.

“Yo vengo de otras áreas. Todos conocen mi trayectoria profesional, mi trayectoria orbital”, comenzaba Pedro Duque su primer discurso como ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, tras recibir de manos de Román Escolano, exministro de Economía (donde recaían las competencias de ciencias) su cartera.

“Vengo de la operación de las naves espaciales”, proseguía Duque, para pedir un margen hasta instalarse en la nueva sede y en su nuevo cargo. Sin embargo, no le deberá costar demasiado, su bagaje lleva, pues de ciencia sabe un poco.

Precisamente, en lo que a Sanidad respecta, los investigadores llevan tiempo reivindicando una cartera específica para la ciencia. Reconocer así la carrera profesional investigadora, y respaldar los derechos laborales de los científicos es una de las principales reinvindicaciones del sector. Los más activos en este asunto han sido los oncólogos.

Hace apenas unos meses, Aseica y SEOM sellaban un manifiesto para poner en primera plana la situación real de la investigación en España. La falta de inversión es una preocupación en la actualidad que está poniendo en riesgo el futuro. Tras conocerse la noticia —una de las noticias de la semana — el presidente de Aseica, Carlos Camps, no tardó en coger el teléfono. “Hoy es un día grande para la ciencia y para mí”, explicaba a GM. “Tener un ministerio como tal, y al frente del mismo un investigador es un primer paso”, comenta el oncólogo.

Más allá del logro conseguido, el investigador recuerda la excelencia y calidad investigadora que existe en España. Algo que hay que cuidar.

Por ello, “es de valorar que se haya puesto al frente de este ministerio a una persona que no es ajena a la innovación, y sobre todo, que no es un político”, asegura Camps. En su opinión, Duque no es una persona ajena al sector, sobre todo, de la innovación.

Por y para la ciencia

Todas estas tareas pendientes no son ajenas para Duque. De sobra es conocida su faceta como “acérrimo defensor” de la ciencia, la tecnología y la educación superior que asegure así, según apuntó, la “riqueza” de las generaciones futuras. “Haremos todo lo posible por que España dé un apretón para colocarse en el pelotón de cabeza en la Innovación por el bienestar de la sociedad y por nuestros jóvenes”, indicó.

Quizás moverse en las aguas de la política no sea tan fácil como hacerlo en el espacio, pero lo cierto es que el sector ha acogido este nombramiento como una buena noticia y como un alivio para la situación actual que atravesaba la ciencia en España.

Duque no concibe la idea de ser un gran país sin inversión en ciencia. Así lo ha señalado en numerosas ocasiones, y así, al menos eso esperan, lo debe materializar en los próximos meses que tiene por delante.

En definitiva, el que ha visto ‘allí arriba’ cosas que aquí nunca se han visto, y ni siquiera se verán, ahora tiene la misión de elevar ‘aquí abajo’ la política de ciencia a lo más alto. Despega así una carrera interestelar.


¿Y el Carlos III?
La pregunta de qué ocurrirá con el ISCIII podría tener ya respuesta. El BOE publicó el decreto por el que se reestructuran los departamentos. Así, al Ministerio de Ciencia le corresponde la propuesta y ejecución de la política en materia investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación “en todos los sectores”.


Una carrera interestelar

Nacido en Madrid en 1963, es una de las caras más conocidas de la ciencia española. En octubre de 1998, despegó de Cabo Cañaveral a bordo del transbordador Discovery y permaneció nueve días en el espacio. En aquel entonces como responsable de cerca de una treintena de experimentos científicos, todos ellos vinculados al envejecimiento humano fuera del planeta Tierra o el crecimiento de las plantas. Quizás, muchos de los que hoy leen estas líneas, recuerden en directo su primera aventura espacial, retransmitida y seguida por ocho millones de españoles. Cinco años después volvió al espacio y pasó 10 días en la Estación Espacial Internacional.