Almudena Fernández Madrid | viernes, 10 de febrero de 2017 h |

Pasear por el campo, entre olivos y viñas, así como poder apreciar las posibilidades que ofrecen sus frutos es la mayor afición del vicepresidente de SEMG, Francisco José Sáez, algo que le ayuda a relajarse tras un intenso día de trabajo…

Pregunta. Dice el refrán que “la mejor cocinera es una buena aceitera”. ¿Estás de acuerdo?

Respuesta. El aceite de oliva es cardiosaludable y fundamental dentro de la dieta mediterránea, pero tanto como que sea la mejor cocinera en estos tiempos de tanto Masterchef, no.

P. El olivo tiene 46 cromosomas, los mismos que el ser humano. Como médico, ¿te dan ganas de ‘estudiarlos’?

R. He sido siempre un urbanita total, soy de tercera generación de madrileños y para mí los olivos eran un misterio. Cuando me fui a vivir a Arganda me cambió el mundo, estoy en mitad del campo, rodeado de olivos, y aprendí que es una planta muy agradecida y tiene muchas similitudes con el ser humano.

P. ¿El ‘olivo’ de la medicina de familia ya está demasiado vareado?

R. Es un olivo joven, todavía queda mucho por varear y tiene buenas virtudes. El olivo es centenario, se agarra a todo para crecer, progresar y acabar dando siempre un buen fruto.

P. ¿Crees que el ‘árbol’ de la troncalidad se ha ‘torcido’?

R. Le pasa como a los olivos, hay que podarlos y podarlos bien porque si no, no dan fruto, y eso es lo que está fallando.

P. ¿Una decisión de tu ‘cosecha’?

R. Lo importante es saber quién eres, a dónde vas y mantener siempre la misma línea. Un olivo no es un manzano y pretender cambiar lleva a la indefinición. En algún momento dejaremos de existir y moriremos, así que intentemos que quede un bonito recuerdo, también los olivos se utilizan como leña para dar buen fuego.

P. “Una a una, pronto se le acaban al racimo las uvas”… ¿Buen refrán con el que avisar a la Administración sobre los recortes en sanidad?

R. Lo que se ha ido no va a volver. Cuando vamos a hacer mosto y pisamos las uvas, ya no tiene vuelta atrás, eso pasa con los recortes.

P. Como buen vinícola, ¿te gustaría que, como ocurre con el vino, el asunto de la IT mejore con los años?

R. Uno siempre espera que la IT sea un buen crianza y que la barrica sepa darle los suficientes aromas, sabores y olores para hacer un buen vino, pero me temo que es un vino joven y no lo tenemos en la que pueda darle el sabor correcto.

P. ¿Las reclamaciones de la profesión han dado algún fruto?

R. Sí, cosas que hace años parecían inamovibles se ven ahora de otra manera. Por ejemplo, ya todo el mundo considera fuera de lugar la famosa frase de que no existe inteligencia fuera de los hospitales.

P. ¿En alguna ocasión la Administración ha actuado con ‘mala uva’?

R. Con mala uva no, pero una pequeña plaga sí tenían sus hojas y vides. Alguna vez han manejado situaciones de manera perversa y ese vino que debía darse acabó siendo un vinagre desagradable.

P. ¿Sabes que existe la oenofobia? ¿Qué recomendarías para su tratamiento?

R. (Risas) Lo primero paciencia, saber qué es lo que te sienta mal, y lo segundo confirmar el diagnóstico porque no deja de ser en muchos casos un mito.

P. ¿Por qué características destacaría la D.O. Sáez?

R. Soy claro —aunque a veces no sea políticamente correcto—, transparente y, sobre todo, fiel a lo que soy.

P. Como médico estás acostumbrado a prescribir por DOE (Denominación Oficial Española). Como aficionado enólogo, ¿me puedes prescribir por DOP (Denominación de Origen Protegida)?

R. Tengo un conflicto de intereses con los vinos de Madrid y especialmente los de Arganda, formo parte de la cooperativa.

P. En la antigua Grecia, el término ‘simposio’ significaba ‘bebamos juntos’. Estarás más que acostumbrado a los profesionales, pero, ¿con quién compartirías un simposio ‘no profesional’?

R. Mi mujer es un apoyo, con lo cual el vino siempre con ella.

PÍLDORAS

¿Frutado ligero o frutado intenso? Ligero.

¿Bebes o degustas vino? Uno intenta degustar, y más siendo médico.

¿La cata es como un diagnóstico? Sí, y participan todos los sentidos. En medicina igual, hay que comprender al paciente como persona.