El equipo de AdCom del Hospital Gregorio Marañón.

Desde el pasado 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene reconociendo la adicción a los videojuegos como un desorden mental. Como parte de la clasificación internacional de enfermedades, la entidad pasó a incluirla oficialmente dentro de la categoría de “uso de sustancias o comportamientos adictivos”, junto al trastorno por adicción a juegos de azar. Para dar respuesta al incremento de personas afectadas por esta problemática, así como por otras adicciones sin sustancia —nuevas tecnologías, juego, sexo, compras compulsivas…—, el Hospital Gregorio Marañón puso en funcionamiento el Centro Integral de Prevención e Investigación en Adicciones Comportamentales (AdCom) hace cerca de un año.

La demanda de los recursos ofrecidos por este baluarte en esta clase de atención a la salud mental, único centro de referencia público de España, alcanza el 20 por ciento en el grupo de “compras, redes sociales y videojuegos”. Para acceder a la ayuda que presta, es posible citarse en el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del hospital madrileño a través de un proceso de cribado que distingue entre la población infanto-juvenil —de 12 a 17 años— y adulta.

Precisamente, este cribado potencia la labor investigadora —aún en desarrollo— en esta área, toda vez se obtiene se firma el consentimiento informado de quienes lo rellenan. Así, se realizan una serie de cuestionarios y se determina su seguimiento al tiempo que se estudian los ejes comunes de este tipo de adicciones, agrupándose comorbilidades asociadas y factores demográficos, neurocognitivos, emocionales y de salud mental.

Perfil de paciente y comorbilidades asociadas

“Más que adolescentes, en videojuegos vemos una mayor prevalencia de adultos jóvenes”, explica Marisol Roncero, psiquiatra del centro AdCom del Hospital Gregorio Marañón, que indica que la adicción a los videojuegos no suele estar tan desarrollada en edades tempranas. Concretamente, el perfil es el de personas mayores de 18 años que llevan tiempo encerrados sin hacer ningún tipo de actividad, sin trabajar, sin estudiar y sin salir, dedicando gran parte de su tiempo al consumo de videojuegos. “Siempre suele haber detrás un problema de salud mental”, añade.

Entre los más frecuentes se sitúa el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), tal y como explica la especialista, que de por sí presenta una predisposición mayor para el desarrollo de conductas adictivas. De este modo, el uso del videojuego actúa como regulador de las emociones debido al efecto de gratificación inmediata que tiene este tipo de ocio, así como el juego online.

Los adultos jóvenes, el grupo de población más común; TDAH y TEA, los problemas de salud mental más habitualmente asociados a este tipo de conductas

Del mismo modo, existe personas con trastorno del espectro autista (TEA) “sobre todo de alto rendimiento”, es decir, “con un nivel intelectual medio-alto” según Roncero, que también encuentran satisfacción en los videojuegos como respuesta al malestar que sienten en el mundo real. Del mismo modo, personalidades muy fóbicas, depresión, trastornos de ansiedad generalizada o de angustia con agorafobia responden a un potencial refugio en los videojuegos ante esa dificultad de salir al exterior.

No obstante, Roncero precisa que estas adicciones llegan derivadas de un mal uso de los mismos; la psiquiatra de AdCom indica así que el problema crece cuando se convierte en la única manera de ocio, descuidando todo lo demás: “No diferencia tanto las horas de juego, si no el dejar de lado las actividades de la vida diaria y la repercusión que tiene dejar de estudiar, salir, relacionarse con la familia, dormir…”. De hecho, la experta profundiza en los beneficios que comporta un uso adecuado de los videojuegos, un campo que califica de interesante. “Es una forma de ocio muy extendida que favorece la relación de unos con otros a través del juego en red, y estimula la concentración y la rapidez mental”, defiende.

Un abordaje multidisciplinar, clave

El Centro de Adicciones del Gregorio Marañón opera a través de un equipo integrado por una psiquiatra de adultos y dos psiquiatras infanto-juveniles. Según cuenta Roncero a GM, como la adicción a videojuegos está muy relacionada con la infancia y la adolescencia, incluso en la edad adulta hasta los 25 años, la figura de los segundos es esencial como parte de un abordaje multidisciplinar. “Se hace un trabajo sobre todo individual y en equipo con psicólogos, psiquiatra, enfermeras y trabajador social”, apunta. Además, se abordan otros aspectos como los relacionados con la salud física por parte de enfermería, puesto que existen pacientes que permanecen mucho tiempo encerrados, no hacen ejercicio y tienen problemas también con la comida y el sobrepeso.


De este modo, “con el trabajador social se ven también los aspectos sociales; desde psiquiatría se les cita con bastante frecuencia, sobre todo para hacerles salir de su entorno viniendo a la consulta; también les cita enfermería para intentar hacer un seguimiento estrecho y mejorar aspectos como el aislamiento”. Asimismo, si se determina que necesita un abordaje de hospital de día se llevaría a cabo la derivación pertinente.


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